El mejor regalo para el día del maestro.

Desperté ese día con un humor un poco vago, las ojeras podían hablar  por sí solas y decir que había sido una noche de insomnio, las cuales, normalmente, sirven para realizar planeaciones o trabajo pendiente, pero en esta ocasión sólo pensaba en qué tanto era honesta y me preguntaba si soy y si lo que hago es suficiente. 
Caminé por la calle rumbo al Colegio, en realidad iba dispersa y con más ganas de dormir que otra cosa. Pero cada paso que daba tenía un nombre, un apellido y una hermosa sonrisa. Me toca la guardia en la entrada y estar al pendiente de todo lo que incluye dar la Bienvenida a un nuevo día, y claro no debe faltar lo que me caracteriza, amabilidad y calidez. Pero, simplemente ese día al llegar a la escuela recordé que había olvidado organizar los materiales y de pronto me sentí bastante frustrada, y no tan amable ni cálida. Sin embargo di la bienvenida a niños y los buenos días a cada padre de familia, tomé notas importantes sobre el día, y así sucesivamente hasta que fue hora de cerrar la puerta y escuche que todos los niños se organizaban para entrar al salón.
Fui con mi grupo y despúes de algunas canciones, entramos al salón, y les pedí que ocuparan su lugar.
Ahí algo cambió. Compartí con ellos las actividades que íbamos a realizar y sobre lo que aprenderíamos ese día. Les mostré las invitaciones que hice con las cámaras que me ayudaron a pintar, para nuestro FESTIVAL DEL CINE, y de pronto noté personas fuera del salón, quienes abrieron las puertas y entraron cantando las mañanitas. No voy a mentir, al inicio pensé -QUÉ TERRIBLE MAESTRA SOY... OLVIDE UN CUMPLEAÑOS!!!- y el pensamiento que siguió fue - ... PERO DE QUIÉN, SI YA LOS FESTEJAMOS A TODOS...- 
Giré y vi a las mamás de mis niños con flores, regalos y un pastel,  cuando escuche que decían -... Hoy por ser día de la maestra, te la cantamos a ti...- un sentimiento inundo mi corazón y lo entendí., primeramente fue un gran alivio, por que no había olvidado un cumpleaños, y después fue amor y agradecimiento.
Aún al escribir esto, tiemblan mis pies y el corazón se quiere salir de la emoción. No esperaba tan hermoso regalo. Más que las flores, el pastel ( que por cierto estaba delicioso), y los regalos. El mejor regalo fue ese momento, comer pastel con ellos y mis niños. Abrazarlos y darme cuenta que mis niños fueron cómplices, sabían sobre la sorpresa y son tan buenos que estoy segura que estaban muy emocionado y querían decirnos, pero supieron guardar el secreto!

Ese fue el mejor regalo, su porra y  sus abrazos tan grandes y honestos. Fue lo mejor. El sentimiento fue tan enorme que sin duda, ayudó a que el chip de insomnio, desconcierto, dudas y ausencia se borraran de mi cabeza y así fue por el resto del día.

Cada uno de mis niños me regalan una dosis de algo especial, alegría, amor, desafío, dudas, fortaleza, entre otras cosas. Y lo único que deseo con mi corazón es contagiarlos mucho de lo que soy e inspirarlos a llegar hasta donde ellos deseen. 

El mejor regalo para el día del maestro siempre serán los momentos llenos de sorpresa, juegos, frases del día a día, compartir canciones, conocer al derecho y al revés cada canción favorita, compartir, leer y releer todos nuestros libros y saberlos de memoria, hasta dejarme sorprender por cómo cuentan  los cuentos, partir  y repartir un pastelito en mil pedazos, así como mi corazón, que ya les pertenece a cada niño y cada familia. 


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